Por Carlos Julián Hernández
Los 22 años de vida de Karen Mideros Arboleda son un ejemplo de cómo se forja una lideresa ambiental en Colombia. Hoy hace activismo y la ilusiona la posibilidad de desarrollar una aplicación que permita mejorar el sistema de basuras de Tumaco, el municipio de Nariño donde nació, pero lo clave para entender esa vocación es que de niña escuchó atentamente a su abuela paterna, Salomé, cuando le hablaba de plantas.
"Siempre que uno salía con un dolor de cabeza, mi abuela le ponía a uno la Santa María en la cabeza, y santo remedio”, recuerda Karen.
Hoy ella tiene claro que la verdolaga sirve para alivianar el dolor de estómago cuando queda muy llena después de comer; que la yerbabuena y la menta las puede usar para los cólicos y que la hoja santa también le puede quitar un dolor de cabeza.
La tradición oral le sirvió para conservar ese saber después de sus 14 años, cuando murió Salomé. Y lo pone en práctica siempre que sea necesario porque tiene la ventaja de que es un saber anclado a la riqueza ambiental de la zona donde vive: el barrio Villa Esperanza, en la vereda Buchelli, a media hora del casco urbano de Tumaco. “Esas plantas están aquí”, dice Karen, “son muy fáciles de conseguir”.
Pero en esa tierra también se han cultivado conflictos a los que ella ha buscado hacerles frente y que, a fuerza de necesidad, le fueron dando forma a su liderazgo.
Karen Mideros (primera a la derecha), con un grupo de jóvenes con los que trabaja en procesos de incidencia en Tumaco. Foto: Archivo particular
De la guerra y la basura al activismo por la educación y el medio ambiente
¿Cómo surge una lideresa en Tumaco? “Yo evidencié —cuenta Karen— las necesidades básicas que requiere una persona para acceder a la educación superior. Aquí hay pocas universidades y el acceso, sobre todo para jóvenes de zona rural, es complicado por el transporte. Y, por otro lado, la violencia del conflicto armado que se vive en nuestro municipio implica que muchos jóvenes no pueden acceder incluso al bachillerato. A raíz de eso, me consideré una voz que podía ser escuchada”.
No todo el mundo se atreve a alzar la voz en Tumaco, un puerto en el Pacífico estratégico para los grupos armados y donde la guerra existe desde antes de que Karen naciera. Ella decidió hacerlo y, desde que entró a la sede de la Universidad de Nariño que queda allá a estudiar ingeniería de sistemas, se hizo notar exigiendo educación de calidad. “Fui representante de mi semestre cuando inicié la carrera y, a raíz de mi voz ayudando a mis compañeros, fui elegida representante del programa en la sede Tumaco”, explica.
Ese liderazgo nunca se desligó de su interés por trabajar en defensa del medio ambiente. Estando en la Universidad, se afilió a la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), una organización que tiene esa causa entre los principios que defiende y a la que sigue vinculada aún después de haber terminado la carrera.
Y ahora que está graduada es la secretaria de la Fundación Nueva Esperanza para Personas Vulnerables (Funepavul), liderada por jóvenes que impulsan proyectos en defensa del medio ambiente. En este momento tienen, dice ella, cien beneficiarios “que reciben clases en manejo de residuos sólidos y sobre cómo crear microempresas en ese sector”.
No es un tema en el que Karen haya aterrizado por accidente. Si las consecuencias del conflicto armado en la educación de los jóvenes la impulsaron a alzar la voz, los efectos ambientales del mal manejo de residuos en Tumaco la han empujado aún más, pues la tocan directamente: su casa está, calcula, a 400 metros del relleno sanitario del municipio, en un sector donde "se evidencian problemas de salud, ambientales y de olores".
Ella y sus compañeros impulsan desde la Fundación la creación de una empresa de reciclaje y transformación de residuos sólidos. Y Karen busca aplicar lo que aprendió en su carrera. “Estoy trabajando en un proyecto que se llama Green Connect para crear un aplicativo móvil que permita localizar puntos donde se acumulen basuras y generarle al usuario recompensas por reportar esos lugares”, cuenta.
La Fundación ya está involucrada en procesos de fortalecimiento de sus procesos y en capacitación de sus integrantes con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y con la Fundación Paz y Reconciliación (Pares). Y Karen hace parte, a su vez, del programa ‘Jóvenes y acción climática’, del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, en el que sus integrantes desarrollan actividades que dejan en evidencia que el medio ambiente hace parte de cualquier construcción cultural.
En ese programa, que también busca fortalecer sistemas de conocimiento que se han debilitado, los jóvenes trabajan de la mano de sabedores de la región, hombres y mujeres afro que, como la abuela Salomé, dejan ver en sus relatos una erudición útil para conocer y conservar la riqueza natural en la que Karen y sus compañeros crecieron.
A partir de ahí decidieron crear un podcast, que está en construcción, en el que narran cómo el derrame de hidrocarburos ha afectado los manglares de Tumaco y prácticas ancestrales como la conchería, en la que mujeres del puerto sacan conchas del mar para extraerles la piangua, un molusco que enriquece la gastronomía del Pacífico colombiano.
Esa narración sonora hace parte de una serie llamada ‘Guardianes del territorio: cuidando otros mundos posibles’, de la que harán parte otros podcasts realizados por jóvenes indígenas awá de Tumaco y campesinos de la región de La Mojana, de los municipios de Ayapel, Córdoba, y San Marcos, Sucre. Todos participan en el mismo programa, a cargo de la Dirección de Poblaciones del Minculturas.
Y todos se preparan para presentar esa serie el 23 de octubre a las 3:00 de la tarde en Cali, durante la COP16, la Conferencia sobre Biodiversidad de Naciones Unidas.
El pasado con su abuela hace que Karen valore mucho más el acompañamiento que les han dado los sabedores a ella y a los demás jóvenes en este proceso. Por eso remata con un anhelo: “Quisiera que nos apegáramos más a eso, a lo que aprendemos de las personas mayores, porque no podemos vivir solo con lo que la tecnología nos diga”.